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sábado, 3 de dezembro de 2011

PREMIO LETEO A LEDO IVO




El poeta Lèdo Ivo recibe el Premio Leteo de manos de Rafael Saravia ante la mirada atenta de Juan Carlos Mestre. norberto
verónica viñas | león 26/11/2011
Lèdo Ivo se convertía anoche en el undécimo escritor premiado por el Club Leteo. El veterano poeta brasileño de 87 años se suma así a una selecta nómina de galardonados entre los que están Auster, Gamoneda, Amis, Nothomb, Houellebecq o Fernando Arrabal. Ivo, con una finísima ironía, atribuyó a los periodistas decenas de ‘etiquetas’ que le han colgado a lo largo de su vida, como ser un «poeta indio que lee a Paul Valéry» o un «antropófago». La buena entrada que registró la sala de la Obra Social rompió el «maleficio» de autor minoritario que suele pender sobre los poetas.
El escritor había leído en un periódico la concesión del Premio Leteo a Paul Auster. En aquel momento pensó que Brasil, un país miserable y periférico, jamás lo recibiría. Sin embargo, desde hacía décadas Lèdo Ivo estaba en la mesilla de noche de muchos escritores leoneses. En parte, como reconoció el presidente de Leteo, el poeta Rafael Saravia, la concesión del premio a Ivo, «un poeta que ha conseguido todo lo que un poeta digno puede lograr», es un «homenaje» también a Antonio Pereira, que «descubrió» al escritor brasileño, se lo recomendó a Juan Carlos Mestre y éste, a su vez, a Saravia. «Un poeta viejo, sin el apoyo de los poetas jóvenes, no es nada», añadió Ivo. Por su parte, Gamoneda era también admirador del autor del autor de La aldea de sal. «Pereira siempre quiso traerle a León». Ayer, finalmente, es escritor brasileño pisaba esta ciudad. Treinta años antes su hijo, invitado por Pereira, había estado en esta tierra, «donde vio por primera vez la nieve», contó ayer Ivo, que conocía León «por ser la patria de Pereira y Gamoneda».
Saravia agradeció a la Fundación Monteleón que patrocine el premio, que pese a carecer de dotación económica ha conseguido traer a León a los mejores escritores del mundo. «No es cierto que no tenga dotación», puntualizó Ivo, «a mi me han pagado el viaje y el hospedaje»… «Los poetas no pensamos en la retribución económica», aclaró, ya que la mayoría están acostumbrados a tiradas de apenas 2.000 ejemplares de sus obras. «Los poetas somos como los banqueros», ironizó Ivo. Saravia dejó claro que el apoyo de Monteleón a Leteo ha sido «incondicional», lo cual es especialmente valioso «en estos momentos de presión y represión». «Podemos elegir libremente al autor premiado». Saravia no ocultó que ha habido autores premiados más «mediáticos» que Ivo, un poeta muy valorado en los círculos más intelectuales. Ivo dijo que jamás habría imaginado tener el mismo premio que Auster o Gamoneda. «Soy un poeta municipal, no internacional», afirmó sin falsa humildad. Reconoció que el premio tal vez obedecía a que su obra se había publicado en España en los últimos años, gracias a la traducción de Mestre. Hoy, precisamente Mestre, junto a Gamoneda, la viuda de Pereira, el editor de Calambur, que ha publicado a Lèdo Ivo, mantendrán un coloquio junto al poeta brasileño, a las doce del mediodía en la Obra Social de Caja España.
El poeta comprometido. Ivo, al que se ha llamado ‘poeta indignado’, reconoció que «todas son épocas de crisis» y que «es saludable que las personas sean críticas». «Yo cuando era joven sentía que había un futuro enfrente. Las personas, con sus méritos, podían ocupar su lugar en el mundo. Hoy, los jóvenes salen de las universidades y no tienen empleo, no tienen futuro. Mi poesía está marcada por la vida y las circunstancias sociales de un país con miserias como Brasil. A diario nacen miles de niños en las favelas. La poesía debe también hablar de los problemas sociales. En la poesía hay muchas moradas», confesó.
En este punto, Saravia reconoció que en parte habían buscado un escritor comprometido. Afirmó que la poesía no es sólo una creación, «es la memoria del mundo». Sin la obra de Quevedo, Cervantes, Góngora o Garcilaso sus mundos habrían desaparecido. «Sin la literatura, el hombre no sabría nada de sí mismo». No es Lédo Ivo un escritor propenso a dar recetas a los que se inician en la literatura. Su único consejo: «Que aprendan alemán para leer a Rilke en su lengua original» y «que dejen de ser jóvenes poetas para ser clásicos y así entrar en la tradición poética de su país». Porque, «no todos permanecen».
¿Qué le queda por escribir a un poeta de 87 años? Ivo dijo que le gustaría decir algo que no ha dicho, «pero no sé qué es». «Soy un poeta incompleto».
En un mundo globalizado dijo que no se puede generalizar sobre el lugar que ahora ocupan las personas mayores y que no creía en la transmisión de las experiencias personales.
De Ledo Ivo se ha escrito que se sentía heredero de la tradición de los antropófagos que en su país se comieron al primer obispo de Brasil. Ciertamente, reconoció que descendía de aquella tribu india por parte materna. Este acontecimiento tuvo tal repercusión en Europa, que el Papa de la época excomulgó a los indios y a todos sus descendientes. «No soy una excepción, sigo excomulgado…». También aclaró que en Brasil hubo un movimiento antropofágico de poetas cosmopolitas. Para satirizarlos, Ivo se declaró, apelando a sus antepasados, como el único poeta antropófago.
«Hay mucha leyenda en torno a los poetas y los periodistas son los principales responsables…», concluyó.
El poeta brasileño, tras recibir la escultura de Amancio González que le acredita como ganador del Premio Leteo, leyó algunos poemas y Juan Carlos Mestre los tradujo al castellano. Luego se sometió a las preguntas del público.

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